lunes, mayo 26

La noche

Le hablo a la noche, mi noche.
Qué callada está; mírala. Distante.
Silenciosa. Ni un murmullo.
Sin responder. Rehuyendo de mí.
Sin dejarse atrapar.¿Alguna vez intuiste el olor de la noche?
Me gusta su olor de sueño interminable,
perezosa en la agonía del despertar. Olor a salitre de mar,
a tierra mojada,
a espuma de ola remansada.
¿Podré seducir su desplante?
¿Podré alertagar mis sueños intranquilos?
Caricias somnolientas
embocadas en mares oscuros.
Simas de vidas dispares;
vidas de otras vidas, de otros mundos,
de otros sueños sin sueño.
No te encuentro noche.
Te has ido. Me abandonas ahora,
justo cuando más te necesito.
Te fuiste.Me quedo sin suspiros,
sin ese hálito pausado
que destruye mi respiración continua.
Desafino abandonada en una guitarra rota,
en la nota de un piano,
en el polvo de un desván perdido.
Y no vendrás.
No llegaras hasta la orilla,
ni veré desvanecer la luna en el primer lamento del día.
Duerme noche.
Yace sin vida;
que mientras yo muero,
al parecer tú dormitas.

No hay comentarios: